Forma parte de la filosofía de BDU crear espacios de los que sentirnos orgullosos. Sin lugar a duda, el Salón de Pinos —diseño por el que ganamos el Premio Columpio de Oro— y el parque de Arganzuela son dos proyectos que consideramos casos de éxito. Ambos espacios forman parte de Madrid Río, un parque de la capital española que ha sido levantado a lo largo de un tramo urbano del río Manzanares tras el soterramiento de la autovía M-30 y cuya creación ha cambiado e impactado de forma muy positiva la vida vecinal.
Madrid Río fue ideado como un proyecto de regeneración urbana cuyo objetivo era la recuperación de riberas fluviales y la creación de espacios verdes. Con la construcción de la M-30 en los años 70, el trazado natural de la ribera del Manzanares desapareció, y los vecinos se acostumbraron a un paisaje gris, cargado de hormigón y residuos que bajaban por el río. La puesta en marcha de Madrid Río marcó el rumbo hacia un caso de éxito ecológico y ciudadano que superó todas las expectativas. Desde BDU estamos orgullosos de haber contribuido con nuestros parques a esta gran obra medioambiental y social.
El Salón de Pinos: un viaje hacia la Sierra madrileña
Como describe su nombre, el proyecto fue concebido como un parque lineal de 6km lleno de pinos silvestres que siguen el río Manzanares y acogen 12 zonas distintas de juegos fácilmente identificables con troncos de robinia. Su aspiración: transportar a los vecinos a la indómita Sierra madrileña mientras pasean por la ribera. En definitiva, un parque con anhelo experiencial que reproduce las sensaciones de la emblemática Sierra de Guadarrama.
Los juegos se encuentran integrados visualmente a lo largo y ancho del Salón, consiguiendo un entorno natural y versátil que ofrece a los niños toda clase de desafíos para fomentar su imaginación. En él encontramos juegos horizontales de troncos de equilibrio y hamacas de cuerda; equipos para los más pequeños, como los conjuntos de animales de madera; juegos de equilibrio, orientación y fuerza; y elementos para fomentar la creatividad, así como muchas otras opciones en función de la zona del parque.
El resultado es un corredor verde formado por juegos de madera y cuerdas de cáñamo que se convierten en hamacas, puentes, telas de araña, lianas para trepar y mucho más. Sin duda alguna, el Salón de Pinos se ha convertido en una gran zona verde y de referencia para la ciudad de Madrid que ha dado una nueva vida a sus vecinos. Por su originalidad e integración de juegos en el paisaje, el proyecto nos permitió ganar el Premio Columpio de Oro en el 2010, un galardón que reconoce las mejores iniciativas en áreas de juegos infantiles.
El parque de Arganzuela, inspirado en el río Manzanares
En un extremo del Salón de Pinos, pero no por ello menos relevante, se encuentra el parque de Arganzuela. Este ambicioso proyecto se inspira en el delta del Manzanares, un río cuya corriente arrastra todo tipo de riqueza de elementos. Así, en el parque observamos una enorme colina con piedras de acceso y toboganes de descenso que permite a los niños sentirse deslizando por el río.
Y no podemos olvidar la otra gran atracción del parque de Arganzuela: su gran esqueleto de troncos de robinia, una madera que ofrece un tacto agradable e irregular como la misma naturaleza. Esta estructura sumerge a los niños en una experiencia silvestre y mágica, ya que se integra a la perfección con los pinos adyacentes y los pequeños se sentirán en pleno bosque.
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