En marco de Ciudad Jugable, Barcelona elige el Parque de la Pegaso para hacer de este, uno de los parques infantiles singulares y un entorno más amable.
Las escuelas locales participaron en la cocreación del juego singular en forma de Pulpo gigante. Cada espacio es un lugar de juego. Seis de las 8 patas son toboganes a diferentes alturas, y dos son accesos para subir. El juego más pausado se desarrolla en la cabeza del pulpo donde los niños pueden estar seguros fomentando su autonomía. De los areneros emerge la duna de caucho que genera un cambio topográfico en el lugar y da acceso al tobogán para personas con movilidad reducida.
El juego singular genera un espacio que fomenta la imaginación y la autonomía infantil, construye complejidades espaciales donde conviven usuarios de edades y condiciones diferentes. El Pulpo se ha convertido en un espacio donde gracias a la imaginación y el juego se genera pertinencia al lugar, y se da un paso más hacia la ciudad jugable.
Este proyecto se hizo en colaboración con el estudio de arquitectura → queraltsuau
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